sábado, 28 de marzo de 2015

Hotel Civis Jaime I

Castellón es de esas “plazas” a las que voy de higos a brevas (como se dice en lenguaje coloquial). Una de esas ciudades en las que poco a poco me voy moviendo con más soltura, pero de la que todavía no tengo las coordenadas que me hacen sentir como en casa.

Además, el recibimiento de esta visita no fue nada alentador: frío intenso, lluvia como en los años de gota fría… Vamos, que se daban todas las circunstancias para que el alojamiento elegido se convirtiera en un refugio tipo “segundo hogar” o por el contrario, terminara por convertir el viaje en un desastre.

¿Desenlace? Era mi primera visita al Hotel Civis Jaime I (el nombre, pura casualidad). Un 3 estrellas que hace honor a su categoría.

Aunque la primera impresión es bastante positiva: está ubicado muy cerca del centro de la ciudad, en las inmediaciones se puede aparcar con facilidad, las zonas comunes (el hall, la cafetería…) tienen una estética moderna y atractiva, detalles que se agradecen (por ejemplo, el corner con ordenadores o la máquina de café de cortesía), cuando llegas al corazón del Hotel te das cuenta que estás en el “típico 3 estrellas” que no recordarás.


Las habitaciones son de manual de 3 estrellas: más bien pequeñas, con los elementos justos (¿qué fue de aquellos detalles de los baños? Ahora te encuentras un jaboncillo, un gorro de baño o unos pañuelos de papel y da gracias), con una decoración tirando a sombría… El desayuno tiene más o menos lo mismo que puedo encontrar en la cocina de mí casa. Los servicios que ofrece el Hotel son “ajustados” (eufemismo para decir que como saques los pies del tiesto te encontrarás un “no” como respuesta). En fin…


Quizá porque la experiencia en general es tan poco memorable, sobresalga la disposición del personal del Hotel a atender las consultas o demandas de los clientes con amabilidad y con una entrega ejemplar.