martes, 29 de diciembre de 2015

Hotel Món Sant Benet

¿Qué queréis que os diga? Cuando te dicen que tienes que ir a trabajar a Manresa, pues oye, no es de esos destinos que te hagan volar la imaginación y crearte unas expectativas locas. Todavía menos cuando te pones a buscar alojamientos y lo que encuentras es de perfil... ¿cómo decirlo sin ofender?... tirando a bajo...

Sin embargo, el destino depara sorpresas alucinantes. El Món Sant Peret es un complejo situado en medio del campo y con una edificación que para nada recuerda a un Hotel (de planta horizontal y con poca altura, con amplias zonas verdes alrededor, un aparcamiento exterior grande y gratuito...).

La recepción ya anticipa la personalidad del alojamiento: un personal muy profesional y atento, un montón de servicios a disposición del cliente (aunque eché en falta un gimnasio), un estilo claramente moderno, original y muy cuidado, amplitud, limpieza, tranquilidad... Un lugar que pese a sus dimensiones, parece adecuado para desconectar y entregarte a las comodidades que ofrece.



Además, las habitaciones son amplias, bien equipadas y con una terraza que pone ante el huésped el jardín interior de Hotel y la especie de ermita o monasterio próximo.



Y por si fuera poco, dispone de un restaurante con una carta no muy larga, pero muy original e innovadora. Pequeños bocados de cocina moderna. Es una pena que el desayuno no esté a la altura; bastante normal, la verdad.

La zona del hall también es muy destacable: dispone de varios ambientes con funcionalidades diferentes, acceso gratuito a Internet, ordenadores públicos... Un lugar polivalente que invita a cerrar el día con una amena conversación, por ejemplo.

Un auténtico descubrimiento, sin lugar a dudas. Muy recomendable.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Hotel Tryp Los Galeones

Mi historia con Vigo es larga y emotiva. Es una ciudad a la que voy con muchas ganas porque siempre me he sentido muy bien acogido, es una de las cunas de la música popular española y se come y se bebe como en ningún sitio.

Pero en lo relativo a los alojamientos, las visitas se saldan con pena o con gloria. No hay término medio. Y para mi desgracia, esta vez tocó pena.

El hotel "elegido" fue el Tryp Los Galeones. Anticipo que cuando me comunicaron que la reserva la habían hecho en un Tryp... bueno... digamos que no me emocioné... Reconozco que es una cadena que nunca ha estado entre mis favoritas.

Dicen que cuando el mejor del equipo ha sido el portero es que has hecho un partido pésimo. Bien, pues si lo que dices de un hotel es que lo mejor está en las zonas comunes (recepción, cafetería, gym, zona de trabajo...) te puedes imaginar cómo es la habitación. Quizá por eso no hice ninguna foto de ella...


Y de la ubicación mejor no hablo, salvo que vaya a trabajar al polígono industrial contiguo o seas de los que te relajas viendo pasar coches por las vías de acceso a las ciudades.

Bueno, que la planta baja del hotel es muy moderna y original.


domingo, 28 de junio de 2015

Hotel Zenit Sevilla

Si digo que el mejor recuerdo del Hotel Zenit Sevilla es que me sirvió para descubrir que el barrio de Triana es mucho más que la Calle Betis creo que te puedes hacer una idea del tipo de alojamiento en el que estuve, uno de esos sitios que no te dicen nada, que no producen ni frío ni calor, que ni recordarás, ni recordarás salvo porque tiene un acceso muy singular, a través de una especie de pasaje que da a una plaza o patio interior con una fuente en el centro.

El sitio es una mezcla de hotel de convenciones baratillas, de alojamiento para turistas, de profesionales de paso y sin pretensiones... En fin, todo tan "normal" que te deja un poco seco.

El hall tira a ranciete y anticipa lo que te encontrarás tras subir a la zona de habitaciones... Cuando sales del ascensor no sabes si estás en un anticuario o es que el hotel se ha quedado desfasado.


Pero la sorpresa estaba en la habitación (como casi siempre, doble de uso individual). Pues bien, mi habitación tenía un total de !5 camas¡ Era una especie de albergue decorado por un especialista en antigüedades de palo. Desde luego, por espacio no me pude quejar...


Conclusión: uno de esos hoteles que te invita a hacer vida de calle. Y eso es lo que le tengo que agradecer al Zenit Sevilla: el buen rato de running al pie del Guadalquivir, el descubrimiento de un barrio muy bello, el disfrute en los locales próximos al hotel (me llamó la atención que siendo un barrio tan vinculado a la tradición local, tenga tanta oferta de locales con un planteamiento moderno).

lunes, 22 de junio de 2015

Gran Hotel Verdi

No se, quizá pequé de ingenuo, pero uno reserva en un lugar que se denomina "Gran Hotel" y espera algo, no se, medio majestuoso: "Gran Hotel". No hablamos de "Hotel", sino de "Gran"; y bueno, lo que se encuentra es algo similar a "Hotel"; así, sin mucho más, en plan tres estrellas un tanto pasadete (yo pensé que ya no quedaba ningún alojamiento que mantuviera un sistema de apertura de las habitaciones consistente en algo tan predigital como... una llave!!), sin nada memorable excepto que se encuentra en la parte nueva de Sabadell.



Por si no fuera suficiente, y pese a tratarse de un hotel de unas dimensiones considerables, y de haberlo visitado entre semana en temporada baja, no me dieron habitación hasta pasadas las 16 horas, lo que me hizo pensar que Sabadell debe ser un destino turístico de primer orden...

Como ya he dicho, el hotel no tiene nada digno de mención, ni nada que lo haga recomendable, ni nada memorable. Es un hotel para salir del paso o ideal si el objetivo de la visita a Sabadell es ir de compras a El Corte Inglés.



No quiero olvidarme de la media hora que me hicieron esperar para servirme un café, como tampoco de un desayuno muy interesante: con bastante variedad, en un espacio cuidado y tranquilo.

Creo que era la segunda vez que visitaba Sabadell y regresé a Madrid con un convencimiento: seguramente haya alojamientos más interesantes que el Gran Hotel Verdi.

domingo, 12 de abril de 2015

Hotel Ayre Caspe

Muchos años, muchos, visitando Barcelona por motivos diversos, aunque sobre todo, por razones laborales y hasta la semana pasada no me había alojado en un Hotel de la cadena Ayre, pese a que desde hace tiempo me parecían una opción muy interesante.

La racha se rompió y la experiencia en la cadena comenzó en el Ayre Caspe, un hotel situado cerca de Poble Nou y Gracies. Cerca del centro y también, bastante próximo de la playa.

¿Cómo fue? El hotel estaba repleto de extranjeros, sobre todo, de japoneses los cuales parecían haber elegido este alojamiento como punto de reunión de una despedida de soltero o de una boda, lo que siempre me hace sentir un poco extraño, como si no estuviera en el lugar adecuado.

La primera impresión es que estás en un hotel ultra moderno que concede mucha importancia a los aspectos estéticos y a la originalidad (llama la atención la gran lámpara de cables situada en el centro del hall y las burbujas flotantes del estanque), pero esa primera impresión se desvanece una vez subes a la zona de habitaciones donde te encuentras con unas estancias funcionales, no especialmente amplias, con los servicios básicos y algún detalle que se agradece.


En particular, me llamó la atención que rompiese con esa tradición consolidada de equipar los baños con bañera y optase por ofrecer también una amplia ducha. Por lo demás, las habitaciones son bastante estandarizadas y se pierde la singularidad que produce el acceso al hotel.


Por lo demás, destacar el aparcamiento amplio y con un precio razonable (algo cada vez más en desuso) y un desayuno con una variedad relevante aunque en un salón algo frío y anodino.

Es un hotel que tiene un pequeño gimnasio con abundantes máquinas, aunque de calidad mejorable (en particular, una de las cintas se bloqueo cuando la puse a una velocidad elevada, las bicicletas no tenían rastrales…).



En conclusión, es una opción a tener en cuenta si no se busca un hotel con unos servicios superiores o si se va a pasar una estancia breve.

sábado, 28 de marzo de 2015

Hotel Civis Jaime I

Castellón es de esas “plazas” a las que voy de higos a brevas (como se dice en lenguaje coloquial). Una de esas ciudades en las que poco a poco me voy moviendo con más soltura, pero de la que todavía no tengo las coordenadas que me hacen sentir como en casa.

Además, el recibimiento de esta visita no fue nada alentador: frío intenso, lluvia como en los años de gota fría… Vamos, que se daban todas las circunstancias para que el alojamiento elegido se convirtiera en un refugio tipo “segundo hogar” o por el contrario, terminara por convertir el viaje en un desastre.

¿Desenlace? Era mi primera visita al Hotel Civis Jaime I (el nombre, pura casualidad). Un 3 estrellas que hace honor a su categoría.

Aunque la primera impresión es bastante positiva: está ubicado muy cerca del centro de la ciudad, en las inmediaciones se puede aparcar con facilidad, las zonas comunes (el hall, la cafetería…) tienen una estética moderna y atractiva, detalles que se agradecen (por ejemplo, el corner con ordenadores o la máquina de café de cortesía), cuando llegas al corazón del Hotel te das cuenta que estás en el “típico 3 estrellas” que no recordarás.


Las habitaciones son de manual de 3 estrellas: más bien pequeñas, con los elementos justos (¿qué fue de aquellos detalles de los baños? Ahora te encuentras un jaboncillo, un gorro de baño o unos pañuelos de papel y da gracias), con una decoración tirando a sombría… El desayuno tiene más o menos lo mismo que puedo encontrar en la cocina de mí casa. Los servicios que ofrece el Hotel son “ajustados” (eufemismo para decir que como saques los pies del tiesto te encontrarás un “no” como respuesta). En fin…


Quizá porque la experiencia en general es tan poco memorable, sobresalga la disposición del personal del Hotel a atender las consultas o demandas de los clientes con amabilidad y con una entrega ejemplar.